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jueves, 21 de abril de 2011

¿Qué por qué hablo tan feo de la “Santa Madre Iglesia Católica?

Porque Cristo vino a romper con el “Estáblisment de los Sacerdotes del Templo” quienes habían montado contubernios con las fuerzas invasoras y los gobernadores títeres en Palestina. Ellos tenían una estructura jerárquica casi monárquica y habían estipulado unos sistemas de compra y venta en y para el Templo que no eran ni igualitarios ni justos.

Los enfermos, lejos de ser consolados por los sacerdotes, eran considerados “merecedores de sus padecimientos” por sus pecados.

La Sociedad Judía, en la Palestina de entonces era segregacionista, elitista y acomodaticia con el Gobierno de Roma. Corrupta y mantenía a la población en una ignorancia absoluta: Pan y Circo, era la política social… y a veces ni el pan era seguro… ¿La Sociedad de entonces? ¡¡Ja!!

Jesús vino a hablar de varios puntos sociales y religiosos que urgían en la Palestina de aquella época, y aplicarlos a la universalidad del mundo conocido:

Respeto a las minorías y a los rechazados: Habló, comió y convivió con prostitutas, samaritanos (enemigos del pueblo judío), con cobradores de impuestos y hombres solos y solteros…
Sanó a judíos y gentiles, para no hacer distingos.

Jesús proclamó el principio de la caridad, entendimiento y el bienestar social entre y para TODA la sociedad: “amaos los unos a los otros…”.
Nunca dijo: Entre unos selectos y los otros selectos.

Jesús vino a hablar de una política de paz… pero una paz con dignidad e igualdad de condiciones.
No una “paz” para que no molestaran a una élite.

Jesús se atribuyó la posibilidad de “limpiar del pecado a los impuros”… Sin ser sacerdote ni romano…
Porque el perdón está en cada uno que haga las cosas en unión con su conciencia y creencia.

Y el punto capital:
Jesús vino a aplicarle la política del calcetín* a la estructura hegemónica de los Sacerdotes del Templo:
Echó a los mercaderes del Templo.
Cuestionó la obra de los sacerdotes.
Llamó Templo, al pedacito de Espíritu Santo que todos llevamos dentro.
Condenó las alianzas y manipulaciones entre los sacerdotes y el gobierno interno y los invasores.

Hoy, como creyente, veo que la Semana Santa, al igual que casi todas las misas durante el año, se quedan más en la procesión externa y el mensaje “láit” y no va más allá, en lo profundo. En lo justo, en lo moral.

Hoy, veo la Merced con afiches y pancartas de pastas.

Hoy, oigo a Hugo Barrantes mentar la lista de patrocinadores de los desfiles… perdón procesiones de la Semana Mayor.

Hoy, veo como todos corren y se santiguan por la beatificación de políticos vaticanos que hicieron mucho por las relaciones públicas del pequeño reinado en Roma… pero poco por desórdenes económicos, por la corrupción a lo interno de la iglesia y nada por mejorar la justicia y la paz.

“La mujer del César no sólo tiene que VERSE buena, sino SERLO”… parafraseando la frase de Plutarco…

Trato de separar lo religioso-espiritual de lo mundano y político de la “Santa Madre Iglesia”… pero, no puedo lograrlo.

Por eso, hablo tan feo de ella…
Porque no me basta con que parezca buena, DEBE de serlo.

Reflexión de Jueves Santo 2011.

*Política del calcetín… es meter la mano en algo que “huele mal” y voltearlo de adentro hacia fuera para ver lo que hiede y comenzar a lavarlo.

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