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miércoles, 27 de mayo de 2009

Cada día, nos parecemos más a un gobierno dictatorial…

En ningún gobierno anterior, y eso que he vivido 11.25 gobiernos, he visto cómo crece la represión, cómo perdemos los derechos individuales y cómo el Ministerio de Seguridad es más ineficiente, poco asertivo y vertical.

En aras de paliar el problema de la delincuencia, el gobierno ha tomado equivocadas medidas:
1) Los mortales honestos no podemos usar el teléfono en los bancos… mientras que los maleantes “compran” cajeros que les “soplen” las jugadas.

2)Los cajeros automáticos se cierran a las 10:00; ergo, los asaltos y secuestros comienzan a las 3 p.m.

3)Pretenden prohibir el segundo pasajero en una moto para evitar el vicariato. Como si violentar el libre uso de mí motocicleta, que paga más que muchos “autos populares”, fuera a evitar el asesinato.

4)¿Mañana prohibirán que los dueños de “Jiúndais grises” usar sus carros, por ser populares y por ser utilizados en asaltos?

5)¿Han visto alguna vez antes, barricadas en la Asamblea Legislativa? ¿Barricadas en el Parque Nacional o en el desfile de Juan Santamaría? ¿Cuándo antes, la casa del presidente ha tenido cerco policial?

Pienso que los señores (y la doñita maestra) del Ministerio de Seguridad están apuntando mal. Muy mal… El problema no es reprimir a la población, para ver si, entre los reprimidos, se reprime a los delincuentes. Eso es como dar Benadryl, cuando se tiene enfisema pulmonar.

Señores (y doñita maestra) del Ministerio de Seguridad: Aquí hay que tomar el toro por los cuernos, y no hablo del Chirriche, sino de ATACAR LAS CAUSAS DE LOS PROBLEMAS SOCIALES QUE GENERAN LA DELINCUENCIA y no atiborrarnos de placebos mientras nos come el cáncer.

¿Quién se atreve a saltar al redondel?

¿A ver?

jueves, 21 de mayo de 2009

Llantos, ante la posibilidad de “un régimen de confianza”.

“La confianza es como una almohada de plumas: Una vez regada, es imposible de recuperar”. Anónimo, refrán popular italiano.


En los micrófonos, llora por las almas perdidas.

En la radio, lloraba por contribuciones.

En la televisión, lloraba por adeptos para María.

En la Sabana, lloraba por su inocencia.

En las tarimas, lloraba por Mamá-María (o eso fue, en La Sabana)… O ambas…

En el Parque Central, lloraba por el perdón de Manzanita.

En Liberia, lloraba por captura.

En el juicio, lloraba por el negocio arruinado…

El lunes:

En la audiencia, llorará, otra vez, por su indulto…

Y a la larga, saldrá libre… Mientras, los millones se capitalizan en las cuentas fantasmas.

Y… ¿Un timador así, es digno de un Régimen de Confianza?

La Amarga experiencia de un Pollo Entero en muslos anunciado por Ángela-amarga

Estimados Señores:

Como muy a menudo, ayer llevamos a cenar a mi suegra a RostiPollos de La Sabana.

Como siempre, ella quiere, cuando viene a Costa Rica.

Como siempre:

El ambiente, lindo. Los olores, tentadores. La decoración… y todo, excelente.

Pero, topamos con la mala suerte de que “Ángela” nos atendiera.

No sé qué pasó, pero no hubo química con ella. Y no le pido que toda mesera se “enamore del cliente” pero, un poco de cortesía y buen trato no está de más.

Tardó en traer los menúes.

Puso una tacita con dos mitades de cebollas y otra con el chile picantito.

¿Les traigo algo de tomar? Pedimos una naranja con zanahoria y un té sin azúcar. Yo pedí un vaso con agua. Ella me dijo: ¿Una botella de agua? –No, le aclaré, un vaso con agua del tubo. A lo que ya, ella hizo el primer gesto: Una “trompita”.

Luego, quisimos pedir un “Fiestero de pollo entero” y nos dijo: “Sí, pero les doy el pollo en muslos”. Yo le expliqué que queríamos un pollo entero y ella, sin nada de ganas de explicar me interrumpió: “No hay pollos enteros, servimos muchos pollos en pechugas y se acabaron. Si quieren les traigo un pollo entero en muslos. Con su segundo gesto: Una “trompita” acompañada de una mirada de “meduelenlospiesyyaquieroirmeynomeimportasinoentiende”.
Yo no entiendo, ¿Cómo un pollo entero en muslos? Entonces, volví a preguntar: ¿Cómo un pollo entero en muslos? A lo que ella respondió: “¡Sí! Un pollo entero en muslos.” Lo dijo, viendo hacia las mesas vecinas y sin mirarme… con cara de “tengo más mesas que atender, apúrese”.
(Muy claro, un pollo entero en muslos, para alguien quien sirve muchos pollos al día, mucho día y muchas veces, pero para un mortal, como yo, un pollo tiene dos muslos, dos alitas, dos pechugas, dos caderas y la colita. No sólo muslos ¿Será un 16 pies?).
Entonces, ante la posibilidad de comer una cosa de 16 muslos… pedimos el fiestero con pechuga deshuesada. (Craso error).

En eso, llegó una pareja con un niño a la mesa de la par (la 15 ó 17) a la que ella corrió a servirle un “porta tacitas” con mucho, mucho piquitos, abundantes cebollitas y picantito. Pero, más que los piquitos que sirvió, fue la atención y la disponibilidad con la que se esmeró en saludos y cortesías para con ellos. Obvio, la señora de la otra mesa, le preguntó por varias personas a lo que ella, Ángela respondía: “Es que Fulanita está sólo en las mañanas y Zutanita acaba de irse.” Ergo, o la señora de la otra mesa es MÁS clienta que yo, o es socia de RostiPollos.

Hasta mi suegra comentó: “Como que es amiga de los de la mesa de la par… porque a ellos si les llevó piquitos tostados”…

Muy al rato después… Trajo la orden, con un modito que, al correr los vasos para servir la bandeja en la que traía las cosas, casi, casi le tumba el vaso a mi suegra encima.

Señores de atención al cliente, esta muchacha Ángela, se salvó que yo andaba con mi suegra… Sino, ahí mismo la dejo con la orden en la mesa y me voy. ¡Qué descortesía! ¡Qué apatía! ¡Qué mal servicio!

Comimos y NUNCA llegó a preguntar “si todo estaba bien”… Como sí lo hizo como cuatro veces en la mesa de la par, para parlotear con la señora.

Ya, al final, cuando habíamos apilado los platos y las bandejas sobre la mesa, pues no cabíamos… pasó y preguntó, sin hacer contacto visual: ¿Puedo recoger? ¿Un café? ¿Un postre?

Yo volví a ver a mi suegra.
Mi suegra cuando viene a Costa Rica, muere por el pollo entero y por los postres… (Ella no se come uno, se come tres o cuatro postres, aunque tenga que inyectarse doble insulina). Pero su cabeza se movió hacia un ¡No!
Porque a Ángela ni se le ocurrió llegar a tentarnos con la bandeja de postres…

En resumen:

1) Nunca supe “Cómo era un pollo entero en muslos…”

2) Nunca pida el “Fiestero de pechuga deshuesada” el pollo estaba muy seco, no sabe a RostiPollos y, el pollo sabe a congelador.

3) Cuando vaya a RostiPollos La Sabana, si se atreve a volver, pregunte en dónde está atendiendo Ángela y se sienta en el extremo opuesto.

4) ¿Cómo es posible que una mesera, haga tanta diferencia en el ambiente y mal recuerdo de un lugar agradable?

Por último, cuando pedí otro vaso con agua, y me lo trajo, le dije: ¡¡Muchas gracias!! (Como me enseñó mi madre, desde pequeño, aún si te lo traen con “trompitas”)…





¡Sí! Exactamente, eso respondió ella: ¡NADA!

¡¡Charita!!
Yo tengo mejores sitios donde pasar una velada en familia, en sitios en donde lo atiendan a uno con gusto… RostiPollos ERA uno de ellos.

Lástima que la propina está incluida por ley. Porque gente como Ángela tendría que buscarse otro trabajo, pues como mesera, no ganaría más que el salario base.